mercredi 2 avril 2014

La gran belleza

Me emociono, siempre, con los primeros segundos de las Gymnopedies de Satie. Da igual que lo haya oído en miles de películas, cortos de segundo de carrera o en un anuncio de champú. Siempre me conmueve.

Podría acercarse a ser una de mis grandes bellezas.

Cuando vi la Gran Belleza quise vivir en Roma. Luego supe que me cansaría de la ciudad en una media de cuatro años.

Y aumentó mi crisis de los treinta. Y de la nada. Y de la pena y de la nada. Y cómo bailan esos zombies recauchutados y disfrazados de ricos y modernos me recordó, en parte, a mí, o a mí en un futuro. A esa necesidad de no ser mundanos y acabar sumergidos en el vacío cada noche. Incómoda en el aburrimiento, aburrida en el divertimento. Ramona es lo que nos mantiene en vida en esta trayectoria de ciudades que van demasiado rápidas y de ambiciones que en algún momento creímos posibles.



Que mi Ramona no se me vaya lejos, por favor. Quiero seguir compartiendo las vistas de mi habitación contigo. 




1 commentaire:

  1. Tu eres mi gran belleza.

    (me encantaría tener las cachas de Ramona y sus mejillitas)

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