mardi 18 février 2014

Me he acordado de una pareja que veía siempre cuando salía del instituto. Eran guapos, universitarios. A ella la recuerdo con vaqueros rotos y a él con melena. Ambos vestían chupa de cuero aunque quizás eso es solo cosa de mi memoria. Cada día, cuando íbamos hacia casa, se enrollaban en el portal de Correos, lo que daba lugar a una broma reiterada y fácil. No se separaban. Eran besos urgentes, post adolescentes y húmedos. Nosotras, en plena edad del pavo insoportable, nos reíamos nerviosas, deseando besar a alguien así, a la salida de clase. Estuvieron así más de un año. Un día, los vimos abrazarse. Él, con el cuerpo prácticamente dormido, se dejaba caer ante ella, que le tocaba el pelo de una forma agresivamente maternal. No volvimos a verlos nunca más.