dimanche 17 mai 2015

Quedo con mi hermana, mi cuñado y mis sobrinas. Pienso en lo mucho que quiero a esas niñas, en lo bonita que está mi hermana, en lo duro que debe ser ser madre y ver que tus hijas crecen. En lo feliz que me hace querer a mis padres como los quiero. Tengo suerte.

Maite ya está en Barcelona pero la han secuestrado. Fantaseamos continuamente con viajes, pisos, playas y salas de cine. Me gusta imaginar que me la puedo cruzar en algún callejón de esta ciudad que empieza a tener su nombre. Me gusta imaginar una vida que ya está pasando. Estamos juntas. Lo hemos conseguido.

Intento escribir el discurso de boda. Pero tengo la mente en blanco. La verdad es que tengo muchas cosas que decir acerca de ella. Desde que soy feliz me cuesta más escribir. Cuando éramos crías solo podía pensar en un futuro pensando en mi hermana. Mi hermana se casa, tiene dos hijas, que tienen la suerte de tener una madre con un corazón como el de Nadia.

Ceno con Bea. La echo de menos, ne gustaría que volviéramos a compartir ciudad. Era bonito quedar con ella por las mañanas ninis de Madrid para ir al gimnasio. Conseguimos ir al gimnasio un par de veces, lo solíamos cambiar por un 100 montaditos.

El tiempo. En todas mis reflexiones, Se cuela en cada resquicio de mi mente.  La cuestión eterna. Y redescubro y reconozco otra vez El sueño de una cosa. El tiempo, ¿ese cabrón?

Quedo con Júlia, Vamos a ver a Ada Colau. Júlia está muy guapa. Me dice que sí, que está guapa, que ha follado, ha comido bien y ha hecho una cata de vinos. Le digo que se le nota. Me gusta estar con Júlia. Le cuento que Jonás Trueba ha escrito las Ilusiones después de habernos conocido. De haber conocido a Marc y a ella. Me pregunta por qué.

"Amigos jugando, una conversación nocturna, un bar, una fiesta. Una chica. Una película sobre el cine debería tener todas esas cosas. Mucho de la vida, poco del cine. El cine es sobre todo esa vida."

Por eso creo que me recuerda a ella. A nosotros. Júlia es el cine. Marc es el cine. Lo que vivimos, lo que imaginamos y lo que soñamos de nosotros mismos. El tiempo entre nosotros, al que estamos aprendiendo a no resistirnos. Al que a veces nos resistimos como verdaderas valientes.

Sigo emocionada. No tengo comida y no he escrito el discurso de boda.

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