Júlia actualiza su blog compulsivamente y a mí eso me hace feliz. Me da igual que hable de Jordi, de performances, de faldas o de nuevas masculinidades. La adoro. Gracias, blogspot, por dejarme ver qué pasa en esa cabeza maravillosa. Cada vez que voy a Barcelona pienso que por qué no estoy yo allí, si adoro a mis amigos. La película que ha empezado a grabar Marc es un canto a nuestros corazones enormes y torpes, acelerados y melancólicos. Algo así. Aunque seguro que él me lo discute. Me paso el día echando de menos. Echo de menos pasear con Marc o dialogar con él eternamente cuando toca ir a dormir. Echo de menos sacar la libreta y obligarlo a que me ayude con la nueva idea que se me ha ocurrido. Imaginar que vivimos juntos. Volvernos locos, correr por las calles, volver a beber ron con coca cola. Echo de menos a diario. Está bien echar de menos, por lo que tiene de romántico. No estoy triste, no. Quizás alguno se pregunta por qué, puesto que no sé dónde voy a estar dentro de aproximadamente dos semanas. Soy feliz. Porque fantaseo con la idea de irme mañana mismo a una casita no demasiado grande pero con mucha luz y una cama que sea el centro de todo. Y crear una isla en medio de una isla. Donde podamos hacer todas esas cosas que deberíamos hacer, jóvenes y alocadas, hasta quedarnos sin fuerzas. Y echarnos a dormir hasta la mañana o la tarde siguiente, despertarnos otra vez con un pie en la vida y el otro en las películas
Il y a 2 ans
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