- Me dijiste que no eras de las que se desenamoraba de repente.
- Lo siento Me equivoqué.
Veo nos parecía importante y algunas palabras se quedan grabadas en mi estómago.
"Si en lugar de mostrar una reconquista de sí mismo arrastrara su pasión, quizá ella se sobresaltaría. Sufriría, quizá, esta invasión de la primavera".
He amado y me he equivocado. Yo, que me creía la defensora del amor, he sido doliente. Es cierto que también he sido la defensora de las pasiones más bajas, de la invasión de la primavera. ¿Es compatible? Todavía me aferro a que sí, a que lo es. Ahora me avergüenza mirar a la cara a la gente a la que he dañado, no por ellos. Es por mi. No me gusta mi reflejo en ellos.
La culpabilidad. Supongo que sintiéndome culpable creo que amortiguo mi error.
Fantaseo con la idea de una casa en la que nos encontremos todas, tan jodidas, tan heridas, tan sensibles y tan bellas y podamos beber. Podamos reírnos y desearnos todas las cosas buenas. Sin resacas infernales, nada de vomiteras. Sin la seducción como horizonte irreemplazable. Sin las huellas del pasado, del dolor, de las mentiras y de los secretos en nuestros corazones y en nuestros cuerpos.
"Pero las palabras son demasiado poco. Las palabras carecen de acción y de imagen. Las palabras nunca lo dicen todo".
Il y a 2 ans
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