Un día estaba en una fiesta de bolleras. Sé que este principio no promete mucho. O si a alguien le interesa, no va a encontrar aquí líos de faldas o mejor dicho de pantalones que las faldas ya se sabe que no nos acaban de representar. Ni de pantalones, ni de exnovias ni historias en cuartos de baño. No, hoy voy a contar la historia de una chica que se presentó en esa fiesta. Esta chica se define como bisexual, bueno no, la defino yo como bisexual porque ella no creo que quiera definirse como nada. Es de este tipo de mujeres que teóricamente habla muy bien sobre el género y la absurdidad del mismo. Sobre el peligro de las etiquetas.
Es una chica digamos "interesante" (seguro que ella, aunque sea en la intimidad si que se autodefine como interesante). Bueno, esta chica en cuestión apareció con su metro setenta y pico y su camisa impecable en esa fiesta, con ese aire de superioridad que tienen ciertas personas que como mujeres cultas saben mucho sobre el videoarte "pero que como personas están muy equivocadas". Vino y me dijo: "No te encontraba. Es que sois todas iguales". Luego repitió varias veces su comentario que le parecería ingenioso y original. Yo me quedé boquiabierta y sonreí. Le di un abrazo. Aunque en realidad me dieron ganas de decirle: vete, idiota, porque después de este comentario tengo ganas de perderte de vista. Supongo que diréis: oye, no es para tanto. O quizás pensáis: es que tiene razón la muchacha.
Puede ser que compartamos cierto imaginario, que nos guste llevar el pelo corto, flequillos imposibles, tupés de macarras, pitillos negros, camisas o camisetas de tirantes. Te aseguro que entre nosotras podemos distinguir entre estilismos diferentes dentro del sub-estilo bollero y que cada centímetro de flequillo altera el resultado del mismo. Hay tantos matices de pelocortismo como matices habrá de mechas californianas, supongo.Será similar al blanco que perciben los esquimales.
Bueno, volviendo al tema. Lo que dijo esa chica haciéndose la graciosa me cabreó mucho. Sobre todo porque el comentario vino acompañado de una actitud snob que me repateó y porque creo que más de un arty se merece un par de collejas y un "espabila" como solo puede aplicar una madre con mala leche. porque en definitiva creo que los hipsters son los nuevos gilipollas. Y porque perdona, bonita, pero a mí no me digas que soy igual que todas. Y aquí entra mi orgullo de persona minoritaria que ha sobrevivido burlas infantiles y adolescentes por ser de "los otros" para que a estas alturas de la película me metan en un montón. Que para algo soy pelirroja, zurda, bollera y tuve un aparato en el pie izquierdo cuando era cría.
¿Qué más? Que al fin y al cabo, me gusta pertenecer a este grupo de bolleras, porque somos "de los otros" y porque creo que somos un cúmulo de cosas extrañas y gustos contradictorios que una bisexual interesante y altiva difícilmente podrá comprender. Porque el otro día hablando con una persona maravillosa estuvimos debatiendo sobre nuestros gustos para llegar a la conclusión de que éramos un espécimen rarete en cuanto a gustos se refiere. Nos gustan los pelos cortos y las tetas, tocar paquetes y comer coños, nos encanta fantasear con lo fálico pero aborrecemos los penes, nos gustan los pantalones vaqueros, los cinturones y las camisas de tela, los cuellos de las chicas y sus cinturas, los calzoncillos y los vestidos de marinero. Nos gusta esa mezcla preciosa entre la masculinidad y la feminidad, los macarras tiernas y las lolitas perversas, las bolleras mariquitas, las sensibles chulitas. O al menos, eso es lo que nos gusta a esa persona en cuestión y a mí. Que somos un par de maricas con un buen par de tetas.
Il y a 5 ans