Hay una parte en eso de ser una bollera joven y más o
menos guapa que te pone mucho. Siempre has formado parte de esos “otros”. Eso
te ha hecho ser más tímida, más intelectual, más introvertida y estar en
general más jodida. Te crees más interesante que el resto (los “heteros”, sólo
nosotros los llamamos así). Sentada en un sofá en medio de chicas colocadas de eme se está bien. Si has follado poco, lo habrás hecho por lo menos con dos o tres de las cinco
que hay ahí. Son guapas y se imaginan salvajes. te sientes como una parte de
un movimiento que no existe: elitista, diferente, definido como trasgresor sin
ningún tipo de sentido. Es acomodado y aburrido. Es el espacio donde te sientes
bien. Mi lucha es ir a fiestas de maricas y bolleras, hacer bromas sobre mi
sexualidad, sentirme superior a las orcos, bolleras de chueca o las mayores
trasnochadas y con papada. El sábado por la noche estás besando a dos chicas en
el sofá de esa que fue ex amante tuya y el lunes estarás callada, sin decir ni
una palabra cuando tus compañeras de trabajo heterosexuales y chillonas hablen
de sus conquistas y te pregunten a ti. No te asustes, nunca te van a preguntar
demasiado. La gente prefiere no saber demasiado. Estás cortada en dos,
escindida. Te has pasado toda la vida simulando, así que otra mentira significa
poco. Te gustará una heterosexual por lo menos una vez en la vida y no
comprenderás que se deje llevar por esa forma de vida que presumes tan
convencional. Querrás patear a todos los chicos guapos e interesantes que se la
follen. En secreto deseas parecerte a ellos.
Il y a 2 ans