lundi 25 mars 2013

Maricas y tetas

Un día estaba en una fiesta de bolleras. Sé que este principio no promete mucho. O si a alguien le interesa, no va a encontrar aquí líos de faldas o mejor dicho de pantalones que las faldas ya se sabe que no nos acaban de representar. Ni de  pantalones, ni de exnovias ni historias en cuartos de baño. No, hoy voy a contar la historia de una chica que se presentó en esa fiesta. Esta chica se define como bisexual, bueno no, la defino yo como bisexual porque ella no creo que quiera definirse como nada. Es de este tipo de mujeres que teóricamente habla muy bien sobre el género y la absurdidad del mismo. Sobre el peligro de las etiquetas.

Es una chica digamos "interesante" (seguro que ella, aunque sea en la intimidad si que se autodefine como interesante). Bueno, esta chica en cuestión apareció con su metro setenta y pico y su camisa impecable en esa fiesta, con ese aire de superioridad que tienen ciertas personas que como mujeres cultas saben mucho sobre el videoarte "pero que como personas están muy equivocadas". Vino y me dijo: "No te encontraba. Es que sois todas iguales". Luego repitió varias veces su comentario que le parecería ingenioso y original. Yo me quedé boquiabierta y sonreí. Le di un abrazo. Aunque en realidad me dieron ganas de decirle: vete, idiota, porque después de este comentario tengo ganas de perderte de vista. Supongo que diréis: oye, no es para tanto. O quizás pensáis: es que tiene razón la muchacha.

Puede ser que compartamos cierto imaginario, que nos guste llevar el pelo corto, flequillos imposibles, tupés de macarras, pitillos negros, camisas o camisetas de tirantes. Te aseguro que entre nosotras podemos distinguir entre estilismos diferentes dentro del sub-estilo bollero y que cada centímetro de flequillo altera el resultado del mismo. Hay tantos matices de pelocortismo como matices habrá de mechas californianas, supongo.Será similar al blanco que perciben los esquimales.

Bueno, volviendo al tema. Lo que dijo esa chica haciéndose la graciosa me cabreó mucho. Sobre todo porque el comentario vino acompañado de una actitud snob que me repateó y porque creo que más de un arty se merece un par de collejas y un "espabila" como solo puede aplicar una madre con mala leche. porque en definitiva creo que los hipsters son los nuevos gilipollas. Y porque perdona, bonita, pero a mí no me digas que soy igual que todas. Y aquí entra mi orgullo de persona minoritaria que ha sobrevivido burlas infantiles y adolescentes por ser de "los otros" para que a estas alturas de la película me metan en un montón. Que para algo soy pelirroja, zurda, bollera y tuve un aparato en el pie izquierdo cuando era cría.
¿Qué más? Que al fin y al cabo, me gusta pertenecer a este grupo de bolleras, porque somos "de los otros" y porque creo que somos un cúmulo de cosas extrañas y gustos contradictorios que una bisexual interesante y altiva difícilmente podrá comprender. Porque el otro día hablando con una persona maravillosa estuvimos debatiendo sobre nuestros gustos para llegar a la conclusión de que éramos un espécimen rarete en cuanto a gustos se refiere. Nos gustan los pelos cortos y las tetas, tocar paquetes y comer coños, nos encanta fantasear con lo fálico pero aborrecemos los penes, nos gustan los pantalones vaqueros, los cinturones y las camisas de tela, los cuellos de las chicas y sus cinturas, los calzoncillos y  los vestidos de marinero. Nos gusta esa mezcla preciosa entre la masculinidad y la feminidad, los macarras tiernas y las lolitas perversas, las bolleras mariquitas, las sensibles chulitas. O al menos, eso es lo que nos gusta a esa persona en cuestión y a mí. Que somos un par de maricas con un buen par de tetas.





dimanche 10 mars 2013

me parecía importante

- Me dijiste que no eras de las que se desenamoraba de repente.
- Lo siento Me equivoqué.

Veo nos parecía importante y algunas palabras se quedan grabadas en mi estómago.

"Si en lugar de mostrar una reconquista de sí mismo arrastrara su pasión, quizá ella se sobresaltaría. Sufriría, quizá, esta invasión de la primavera".

 He amado y me he equivocado. Yo, que me creía la defensora del amor, he sido doliente. Es cierto que también he sido la defensora de las pasiones más bajas, de la invasión de la primavera. ¿Es compatible? Todavía me aferro a que sí, a que lo es. Ahora me avergüenza mirar a la cara  a la gente a la que he dañado, no por ellos. Es por mi. No me gusta mi reflejo en ellos.

La culpabilidad. Supongo que sintiéndome culpable creo que amortiguo mi error.

Fantaseo con la idea de una casa en la que nos encontremos todas, tan jodidas, tan heridas, tan sensibles y tan bellas y podamos beber. Podamos reírnos y desearnos todas las cosas buenas. Sin resacas infernales, nada de vomiteras. Sin la seducción como horizonte irreemplazable. Sin las huellas del pasado, del dolor, de las mentiras y de los secretos en nuestros corazones y en nuestros cuerpos.

"Pero las palabras son demasiado poco. Las palabras carecen de acción y de imagen. Las palabras nunca lo dicen todo". 




jeudi 7 mars 2013

por lo que tiene de romántico

Júlia actualiza su blog compulsivamente y a mí eso me hace feliz. Me da igual que hable de Jordi, de performances, de faldas o de nuevas masculinidades. La adoro. Gracias, blogspot, por dejarme ver qué pasa en esa cabeza maravillosa. Cada vez que voy a Barcelona pienso que por qué no estoy yo allí, si adoro a mis amigos. La película que ha empezado a grabar Marc es un canto a nuestros corazones enormes y torpes, acelerados y melancólicos. Algo así. Aunque seguro que él me lo discute. Me paso el día echando de menos. Echo de menos pasear con Marc o dialogar con él eternamente cuando toca ir a dormir. Echo de menos sacar la libreta y obligarlo a que me ayude con la nueva idea que se me ha ocurrido. Imaginar que vivimos juntos. Volvernos locos, correr por las calles, volver a beber ron con coca cola. Echo de menos a diario. Está bien echar de menos, por lo que tiene de romántico. No estoy triste, no. Quizás alguno se pregunta por qué, puesto que no sé dónde voy a estar dentro de aproximadamente dos semanas. Soy feliz. Porque fantaseo con la idea de irme mañana mismo a una casita no demasiado grande pero con mucha luz y una cama que sea el centro de todo. Y crear una isla en medio de una isla. Donde podamos hacer todas esas cosas que deberíamos hacer, jóvenes y alocadas, hasta quedarnos sin fuerzas. Y echarnos a dormir hasta la mañana o la tarde siguiente, despertarnos otra vez con un pie en la vida y el otro en las películas