vendredi 11 janvier 2013

los amores vencidos


Esa chica que ahora baila como una loca. Las luces de discoteca construyen su cuerpo, los gemidos, las camas usadas, la saliva.  Hace no tanto o hace ya mucho gritaba y movía el colchón de un lado a otro, intentando borrar toda huella de un primer amor que la rajó de arriba abajo. Una baila y la otra no. Cómo volverse necio e impune, cómo desprenderse del miedo, cómo desaprender las consecuencias, cómo no oponerse a la pérdida sin límites, cómo no oponerse a la victoria sin límites. Y los amores vencidos. De todo eso debería ir el nuevo texto que estoy escribiendo. 

jeudi 3 janvier 2013

en marcha


Voy de un lado a otro corriendo como Ramiro por las calles de esta ciudad que todavía es desconocida. Todavía fumo pensando en Nacho y Christina y vomito algún domingo. Tengo buenos propósitos a los que me voy acercando aunque cada vez confío menos en mi perseverancia. Quiero arrancar todo el tiempo posible a los días que quedan hasta el fin de mis veintiséis. Y luego espero querer arrancar el tiempo posible a los días de los veintisiete. Sigo queriendo filmar con el corazón y el coño. Este año he ganado en ego y en egoísmo y seguro que en todos los ego-algos que haya. Me he pegado, he dado ostias, he juzgado y me han acusado de muchas cosas. He aprendido que a veces hay que poner una media sonrisa para ganar las batallas. Y otras veces hay que agachar la cabeza, bajar los ojos y escabullirte por la oscuridad de una noche que nunca empieza, ni a las ocho de la mañana. Ya no confío tanto en las noches aunque cada vez confío más en mi corazón. En un corazón preparado para equivocarse, para estrellarse, espero que para desaprender algo. He re-aprendido que el corazón manda. Me he dado cuenta de que me da un miedo terrible hacerme mayor quizás porque no quiero dejar de fascinarme por las que son mayores que yo. He comprendido lo que es la densidad bergmaniana y quiero grabar un corto que se llame Gritando amor.